Conoce cómo las emociones (estrés, ansiedad, depresión, etc.) pueden afectar a tu columna y provocar dolor de espalda.
El dolor de espalda, también conocido como dolor lumbar o dorsalgia, es uno de los motivos de consulta más frecuentes en la práctica clínica. Sin embargo, pocas veces se tiene en cuenta el impacto que nuestras emociones pueden ejercer sobre la intensidad y la persistencia de ese malestar. Diversas investigaciones han demostrado la estrecha relación entre las emociones y el dolor de espalda, evidenciando que el estrés, la ansiedad o la depresión pueden amplificar la percepción dolorosa.
A lo largo de este artículo, exploraremos cómo se conectan la mente y el cuerpo, por qué las tensiones emocionales se manifiestan en la columna vertebral y qué estrategias pueden ayudarnos a abordar el dolor de una forma más completa y efectiva.
La conexión cuerpo-mente en el dolor de espalda
Cuando pensamos en el dolor de espalda, solemos imaginar causas mecánicas, como lesiones musculares, hernias discales o artrosis. Sin embargo, es importante comprender que la experiencia del dolor no se reduce únicamente a la estructura física. Nuestro cerebro interpreta las señales de dolor y las filtra a través de las emociones, los pensamientos y las experiencias previas.
Dolor físico y emocional
El dolor es una experiencia compleja que involucra tanto procesos neuronales como reacciones emocionales. La angustia, la ansiedad o el estrés pueden incrementar la liberación de neurotransmisores relacionados con la nocicepción (percepción del dolor), intensificando su impacto.
Dolor crónico y factores psicológicos
En muchos casos, el dolor se vuelve crónico no solo por la lesión en sí, sino también por una respuesta exagerada del sistema nervioso debida al miedo al movimiento o a la anticipación de dolor, factores que forman parte de la esfera emocional.
Conclusión clave
La mente y el cuerpo forman un sistema indivisible. Cualquier alteración emocional puede reflejarse en el cuerpo, y viceversa, perpetuando o agravando el dolor de espalda.
Estrés y su influencia en la columna vertebral
El estrés es una respuesta natural de nuestro organismo que nos prepara para afrontar desafíos (la conocida reacción de “lucha o huida”). Sin embargo, cuando el estrés se vuelve crónico, las hormonas liberadas (principalmente el cortisol y la adrenalina) permanecen a niveles elevados en el organismo, con efectos adversos sobre la salud de la columna y los músculos adyacentes.
Liberación de hormonas
El cortisol y la adrenalina pueden provocar un estado de alerta constante que aumenta la tensión muscular. Esta sobrecarga tiende a localizarse en zonas vulnerables como el cuello, los hombros y la región lumbar, contribuyendo al dolor de espalda.
Cambios en la postura
Bajo situaciones de estrés continuado, se adoptan posturas defensivas o rígidas. Por ejemplo, encoger los hombros o curvar la parte superior de la espalda para “protegerse” aumenta la presión sobre la columna. Con el tiempo, esto puede desencadenar contracturas musculares y dolor crónico.
Recuerda
Comprender la relación entre el estrés y el dolor de espalda ayuda a romper el círculo vicioso en que la tensión emocional realimenta la sensación de malestar físico.
Tensión muscular y su origen emocional
La tensión muscular es a menudo un síntoma de malestar emocional. Cuando nos sentimos frustrados, tristes o irritados, es habitual que nuestro cuerpo reaccione con rigidez. Esta reacción puede agravar afecciones como la lumbalgia, la dorsalgia o las cervicalgias, dificultando la recuperación.
Mecanismo de defensa
Emociones negativas como la ira o la tristeza pueden llevar al organismo a “encogerse” de forma refleja, tensando los músculos de la espalda.
Falta de relajación
Si no se adoptan técnicas de relajación o se busca apoyo psicológico, la tensión va aumentando y acaba por perpetuar el dolor. El músculo tenso carece de oxígeno y nutrientes adecuados, lo que empeora la sensación de rigidez y dolor.
Idea práctica
Incluir estiramientos suaves, masajes terapéuticos o técnicas de respiración profunda puede ayudar a aliviar esta sobrecarga muscular y reducir el dolor de espalda.
El impacto del estrés y las emociones en el sueño
El sueño es un proceso reparador esencial para la recuperación del cuerpo y la mente. Cuando las emociones negativas, la ansiedad o el estrés interrumpen el descanso nocturno, se altera el equilibrio hormonal y se incrementa la percepción del dolor.
Calidad del sueño
Dormir mal puede desencadenar un ciclo de fatiga y sensibilidad al dolor: al no existir un reposo adecuado, el cuerpo no puede regenerar los tejidos ni relajar las tensiones musculares acumuladas durante el día.
Cambio en los ritmos biológicos
El insomnio o la mala calidad del sueño modifican la producción de melatonina y cortisol, afectando de forma negativa al estado de ánimo y a la capacidad de respuesta al dolor.
Consejo
Crear una rutina de sueño saludable, evitando el uso de pantallas antes de acostarse y practicando ejercicios de relajación, es clave para un mejor manejo del dolor de espalda. Además, te invitamos a leer este post de nuestro blog en el que explicamos cuáles son las mejores posturas para dormir cuidando tu columna.
Comportamientos de afrontamiento (coping) y su relación con la espalda
Cuando el dolor de espalda aparece, es habitual desarrollar estrategias para sobrellevarlo. Algunas pueden ser constructivas y otras contraproducentes:
Estrategias negativas
Evitar toda actividad física por miedo a empeorar el dolor, automedicarse en exceso o aislarse pueden agravar la situación, ya que la musculatura se debilita y la atención se centra aún más en la molestia.
Estrategias positivas
Mantener una actividad moderada supervisada por profesionales, buscar terapias de relajación o psicoterapia, y fomentar el autocuidado físico y mental son comportamientos que favorecen la recuperación.
A tener en cuenta siempre
Un abordaje activo es esencial. El ejercicio suave, como caminar o hacer estiramientos recomendados por especialistas, ayuda a mantener la movilidad y mejora la autoestima, reduciendo el impacto de la tensión emocional en el dolor de espalda.
Ciclo del dolor de espalda y el estrés: cómo romperlo
El dolor de espalda puede provocar un estado de ansiedad constante, miedo al movimiento o preocupación por la salud. Estas emociones, a su vez, incrementan el estrés, fortaleciendo el círculo vicioso.
Identificación de desencadenantes
Reconocer qué situaciones o pensamientos disparan la respuesta de estrés es el primer paso para manejarlo. Aprender a detectarlo a tiempo permite tomar medidas antes de que se intensifique.
Apoyo profesional
En ocasiones, la mejor ayuda para salir de este bucle es contar con un equipo multidisciplinar: fisioterapeutas, psicólogos y, en casos de requerir tratamiento quirúrgico, neurocirujanos especializados especializados en problemas de columna.
Recomendación
Un diagnóstico integral que contemple no solo el aspecto físico, sino también el componente emocional, facilita la elección de un tratamiento personalizado y eficaz.
Manejo emocional y técnicas de relajación
Para atenuar el dolor de espalda relacionado con las emociones, es fundamental trabajar en la gestión del estrés y las emociones negativas:
Mindfulness o atención plena
Esta práctica busca centrar la atención en el presente, reduciendo el diálogo interno negativo que acrecienta la angustia y, por ende, la tensión en la espalda.
Meditación guiada
Existen aplicaciones y vídeos que ofrecen meditaciones específicas para aliviar el dolor y el estrés. Dedicar unos minutos al día puede marcar una gran diferencia en el bienestar global.
Terapia cognitivo-conductual (TCC)
Esta forma de terapia psicológica ayuda a modificar patrones de pensamiento perjudiciales y a desarrollar habilidades de afrontamiento saludables para el dolor.
Ejercicios de respiración
Practicar respiraciones profundas y lentas puede reducir de forma inmediata la tensión muscular. Inhalar contando hasta cuatro, retener el aire un segundo y exhalar lentamente ayuda a relajar la musculatura y a disipar el estrés.
Un enfoque integral en el tratamiento del dolor de espalda
En el centro de neurocrirugía NeuroCS entendemos que el dolor de espalda puede tener múltiples causas y que las emociones y el estrés suelen desempeñar un papel determinante en su origen y mantenimiento. Por ello, apostamos por un enfoque que combine:
Evaluación médica exhaustiva
Análisis detallado de la estructura de la columna, detección de posibles lesiones y estudio de la historia clínica del paciente.
Terapias físicas y rehabilitación
Fisioterapia, ejercicios personalizados y control del dolor mediante técnicas mínimamente invasivas, cuando se consideran necesarias.
Acompañamiento emocional
Derivación a profesionales de la salud mental si se detecta que el factor emocional está influyendo de manera significativa en la intensidad y cronicidad del dolor.
Educación y prevención
Asesoramiento para mantener una postura adecuada, incorporar rutinas de movimiento saludable y desarrollar habilidades de gestión del estrés a largo plazo.
Emociones, estrés y dolor de espalda: lo que no debes olvidar
Las emociones y el dolor de espalda mantienen una estrecha relación que no debe subestimarse. El estrés, la ansiedad y la depresión pueden intensificar la percepción del dolor lumbar o dorsal, perpetuar la rigidez muscular y alterar el ciclo de sueño. Abordar este problema desde un enfoque integral, que incluya el manejo emocional y la adopción de hábitos de vida saludables, es esencial para lograr una recuperación efectiva y un alivio duradero
Referencias
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3. Wiech, K. (2016). Deconstructing the sensation of pain: The influence of cognitive processes on pain perception. Science, 354(6312), 584-587.
4. Kabat-Zinn, J. (2013). Full catastrophe living: How to cope with stress, pain and illness using mindfulness meditation.
5. Eccleston, C. (2018). Embodied: The psychology of physical sensation. Oxford University Press.
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