ARTRODESIS COLUMNA


¿Qué es?

Se trata de una cirugía para unir (fusionar) de forma permanente dos o más vértebras, y así eliminar el movimiento que existe entre ellas. Su objetivo es estabilizar la columna vertebral para aliviar el dolor local que genera, y también evitar la posible lesión por compresión de estructuras nerviosas, como la médula o nervios espinales.
Los principales motivos (no los únicos) por los que se realiza una artrodesis vertebral son:

– Estenosis raquídea (estrechamiento del canal medular)
– Discectomía del cuello.
– Espondilolistesis (deslizamiento de una vértebra sobre la otra).
– Escoliosis o cifosis (curvaturas anormales).
– Lesiones o fracturas en las vértebras.
– Infecciones o tumores.

Este procedimiento se puede realizar en la columna cervical, torácica y lumbar. Cada una de estas partes de la columna presentan unas características propias, que hacen diferente la técnica quirúrgica a usar y el material necesario para la fijación de las vértebras.

¿Cómo se realiza la cirugía?

Una de las primeras cuestiones que hay que resolver en cualquier artrodesis vertebral, ya sea cervical, torácica o lumbar, es la vía de abordaje que se va a usar. De forma general, se pueden dividir en tres grandes grupos, anterior, lateral o posterior.
En función de la vía que se utilice variarán la localización de las incisiones, los posibles riesgos y las molestias postoperatorias del paciente. Esta decisión debe ser individualizada en cada caso, y dependerá, entre otras cosas, del motivo de la cirugía (diagnóstico), de las características propias del paciente y de los síntomas que más le molesten. Los detalles de cada uno de los posibles abordajes serán explicados por el neurocirujano al paciente.

La artrodesis (o fijación) vertebral se realiza mediante el uso de implantes como tornillos, barras, placas o cajas, que se anclan (o roscan) a las vértebras que se quieren fijar. Están hechos de materiales muy especiales, como el titanio, cromo cobalto o PEEK. Generalmente, son muy bien tolerados por el cuerpo, aunque en raras ocasiones pueden generar rechazo. Además, para garantizar la fusión entre los huesos de las vértebras se utiliza un injerto de hueso del propio del paciente o de donante (almacenado en un banco de tejidos). Este injerto óseo ayuda a que crezca nuevo hueso entre las vértebras y a completar su fusión. Cuando el hueso es del propio paciente, se suele utilizar un trozo de hueso de la pelvis, que se saca durante la misma cirugía, o también se pueden usar los trozos que sobran después de realizar la descompresión de la columna, tras una laminectomía, por ejemplo. En otras ocasiones, se pueden usar sustitutos óseos, que son estructuras porosas producidas de forma artificial, que sirven para estimular la formación de hueso, como lo haría el hueso del propio paciente.

La artrodesis vertebral se considera una cirugía mayor, que se realiza bajo anestesia general y que suele durar varias horas. Este procedimiento se puede realizar mediante cirugía abierta, percutánea o, en algunos casos, endoscópica o asistida por endoscopio. En una cirugía abierta se realiza una incisión más grande, por la que se accede a la región a tratar, exponiendo gran parte de la superficie de las vértebras.
Posteriormente, se procede a anclar los implantes a las vértebras que se quieren fijar y poner el hueso o sustituto óseo. Con las cirugías mínimamente invasivas (percutánea o endoscópica) se realizan incisiones mucho más pequeñas, con una exposición menor de los tejidos y un acceso más directo a la columna. Por lo que se disminuye el daño que se hace sobre los tejidos como músculos, ligamentos o tendones. La recuperación del paciente en las cirugías mínimamente invasivas es mucho más rápida que en una cirugía abierta, con un mejor control del dolor y menor tiempo de ingreso en el hospital.

Tanto en las cirugías abiertas, como en las mínimamente invasivas, la colocación de los implantes se realiza bajo control con rayos X. Aunque también se puede usar un sofisticado sistema de navegación, en el que, mediante la realización de un escáner dentro de quirófano y el uso de un sistema informático muy sofisticado, permite guiar la correcta colocación de los implantes a tiempo real. Este sistema disminuye el riesgo de colocar mal los implantes durante una artrodesis.

Potoperatorio

Tras la cirugía, el paciente debe permanecer en el hospital entre dos y cuatro días. Durante su estancia en el hospital, se le administraran analgésicos y antiinflamatorios, para controlar el dolor. Es importante que el paciente se levante de la cama lo antes posible, normalmente al día siguiente del procedimiento. Se le enseñará a moverse, sentarse y caminar adecuadamente. Antes del alta hospitalaria, se realizarán pruebas de control, como radiografías o escáner, para valorar que los implantes están bien colocados.

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