HERNIA DE DISCO LUMBAR


¿Qué es?

Los discos intervertebrales son las almohadillas que se interponen entre los cuerpos de las diferentes vértebras, que sirven, entre otras cosas, para amortiguar el impacto cuando caminamos o corremos.

Estos discos tienen una parte interna, llamada núcleo pulposo, blanda y gelatinosa, y una externa, conocida como anillo fibroso. El anillo fibroso es de gran resistencia, y sirve como faja de contención del núcleo pulposo. Una hernia discal ocurre cuando la parte externa del disco (anillo fibroso) sufre un desgarro, y la parte interna (el núcleo pulposo) sale (se hernia) por ese desgarro. 

La hernia discal lumbar se debe considerar como una de las patologías neuroquirúrgicas más frecuentes. Puede aparecer a cualquier edad, de hecho, se han descrito casos de hernia discal tanto en niños de corta edad, como en pacientes ancianos. Sin embargo, las hernias de disco ocurren con más frecuencia entre los 30 y los 50 años de edad. La mayoría de las hernias de disco ocurren en la región lumbar, especialmente entre la L5 y S1 (es decir, la quinta vértebra lumbar y la primera vértebra sacra), y la L4 y L5 (la cuarta y la quinta vértebras lumbares).
  


En la inmensa mayoría de casos no se puede precisar una causa única de su origen, sólo en algunas ocasiones un evento traumático como un accidente de alta energía, o grandes esfuerzos físicos pueden ser considerados la causa de una hernia discal lumbar. Con mayor frecuencia, las hernias de disco son el resultado de un desgaste natural relacionado con el envejecimiento. A medida que una persona se hace mayor, el contenido de agua de los discos intervertebrales se reduce, haciéndolos menos flexibles y más propensos a romperse. Además del envejecimiento, otros factores como el tipo de actividad laboral realizada, el sedentarismo, el tabaquismo, el sobrepeso o la herencia genética tienen gran influencia en cómo envejece el disco y, por lo tanto, en el riesgo de sufrir una hernia.

¿Cómo sintomas ocasiona?

Los síntomas generados por una hernia discal lumbar suelen ser agudos, repentinos y de gran intensidad. El dolor lumbar (lumbalgia) es el síntoma más frecuente, debido a la sensibilidad propia del disco roto y fenómenos inflamatorios locales.  No obstante, la ciática, dolor irradiado a la extremidad inferior, es el síntoma más característico. Éste es secundario a la presión de la hernia sobre los nervios y su distribución dependerá del territorio que inerve la raíz comprimida. Además, tanto el dolor ciático como el dolor lumbar aumentan típicamente al toser o levantar algún peso. 

Otro síntoma característico secundario a la compresión del nervio son las parestesias, sensación de hormigueo que coincide con la distribución del dolor. 

Finalmente, la pérdida de fuerza en la pierna afectada, alteración sensitiva en la región ano-genital, o la incontinencia urinaria son síntomas que aparecen con menos frecuencia, pero que traducen una compresión severa de los nervios, y su aparición puede indicar la necesidad de realizar una cirugía urgente. 

Los síntomas de la hernia discal lumbar en ocasiones se parecen a otras enfermedades como el síndrome del piramidal (compresión del nervio ciático producida por el músculo piramidal en la región del glúteo). Por lo que, es importante asegurar, mediante una exploración física detallada u otras técnicas, que el dolor referido por el paciente es causado por la hernia discal lumbar y no por otros síndromes, con el fin de evitar un diagnóstico y tratamiento erróneos. 

¿Cómo se diagnostica?

Para el diagnóstico de una hernia discal lumbar, el médico especialista neurocirujano tiene que evaluar los síntomas y llevar a cabo una exploración física y neurológica detallada. La confirmación del diagnóstico se realizará mediante pruebas de imagen, entre las cuales la más importante es la resonancia magnética. La resonancia magnética se trata de una prueba segura e indolora, que utiliza un imán muy potente para crear imágenes muy detalladas del cuerpo.

Esta prueba permite identificar la presencia de la hernia discal lumbar, su exacta localización y la relación con los nervios comprimidos. En ocasiones se realizan estudios neurofisiológicos que miden el funcionamiento de los nervios, y así ayudan a determinar qué nervios son los más afectados.

¿Cómo se trata?

El tratamiento de las hernias discales lumbares depende principalmente de los síntomas que generen, la intensidad y el tiempo de duración.  Si la hernia no produce ninguna molestia, no debe plantearse tratamiento, aunque sí insistir en las recomendaciones generales de higiene postural, evitar levantar grandes pesos, fortalecimiento de musculatura abdominal y paravertebral, etc. Debe quedar claro que, no existe ningún tratamiento médico o complemento dietético que se haya demostrado eficaz para hacer desaparecer la hernia discal y reparar el daño establecido. Los diferentes tratamientos médicos que se aplican en la actualidad van dirigidos a calmar los síntomas, y reducir la inflamación secundaria. Sin embargo, ningún tratamiento médico consigue corregir (curar) la propia hernia discal. 

Cuando la hernia produce un intenso dolor lumbar y/o ciático, sin pérdida de fuerza, se debe iniciar tratamiento con analgésicos y antiinflamatorios a altas dosis, pudiendo ser necesario su administración por vía intravenosa o intramuscular. Si no existe déficit neurológico (pérdida de fuerza, sensibilidad, o incontinencia de orina), es importante insistir en el tratamiento conservador durante las primeras 2-3 semanas después de iniciado el cuadro, pues se ha demostrado que se obtienen los mismos resultados a largo plazo que con la cirugía. Si el dolor es de gran intensidad y no calma de forma adecuada con el tratamiento pautado, puede ser necesario realizar infiltraciones sobre el nervio comprimido. En la mayoría de casos, el dolor remite con un tratamiento conservador sin cirugía. Sin embargo, un 10% de los pacientes requerirán una intervención quirúrgica para conseguir un buen control del dolor. 

Por último, cuando la compresión de los nervios genera un déficit neurológico agudo se puede plantear de entrada una intervención quirúrgica urgente. Mediante esta cirugía se consigue liberar los nervios y facilitar la recuperación de su función. Sin embargo, no es una indicación absoluta, pues déficits neurológicos de carácter moderado y no progresivos en el tiempo pueden ser manejados de forma conservadora sin cirugía, obteniendo iguales resultados que con la descompresión quirúrgica. 

La cirugía fundamentalmente se basa en extirpar la hernia discal (discectomía) que comprime los nervios responsables de los síntomas del paciente. Existen diferentes técnicas para lograrlo como son la cirugía abierta, microcirugía y cirugía endoscópica. De forma global los resultados obtenidos (publicados en estudios internacionales) mediante estas tres técnicas son equiparables. Lo más importante, a la hora de seleccionar la técnica a aplicar, es estudiar cada caso de forma individual y usar aquella técnica que más beneficio potencial pueda aportar a ese paciente en particular. Las técnicas de microcirugía se explican con mayor detalle en el apartado de tratamientos. 

Referencias bibliográficas

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Carlson BB, Albert TJ. Lumbar disc herniation: what has the Spine Patient Outcomes Research Trial taught us? Int Orthop. 2019 Apr;43(4):853-859.

Meyer G, Da Rocha ID, Cristante AF, Marcon RM, Coutinho TP, Torelli AG, Petersen PA, Letaif OB, De Barros Filho TEP. Percutaneous endoscopic lumbar discectomy versus microdiscectomy for the treatment of lumbar disc herniation: pain, disability and complication rate – a randomized clinical trial. Int J Spine Surg. 2020 Feb 29;14 (1): 72-78.

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